La Ubicación del Santuario: Así nació.
Cuando el suave declive de la Derecha del Ensanche Barcelonés dejaba de ser plácida pendiente para convertirse en zona montañosa hasta llegar a los aledaños del Coll y del Carmelo esta colina era llamada, a mediados del siglo XIX, la Montaña Pelada.
Una gran parte de este monte radicaba encima de la barriada de Gracia a cuyo término municipal pertenecía, cuando la hoy populosa barriada formaba una villa independiente.
El Barrio de la Salut
La ciudad iba subiendo y en los jardines que surgían se empezarón a cultivar árboles frutales. En el compás de la transformación de la capital, el nombre de Montaña Pelada palideció para abrir paso al de La Salud. La ermita de Ntra. Sra. de La Salud fue la base de la urbanización moderna de aquellos lugares.
Así nació: el Santuario da nombre al lugar
Los propietarios en 1874 pedían mejoras para la zona y el Ayuntamiento de Gracia tuvo una clara visión de lo que podía ser el barrio. En 1880 se inauguró la línea de tranvía. Había de venir una tercera denominación a dejar atrás a las demás, y esta fue la de San José de la Montaña.
Las edificaciones, que alcanzaban hasta el pie de aquel monte, no podían extenderse a él porque carecía de toda condición para hacerlas habitables.
Beata Petra: Responsable necesaria.
El año 1845 nació en el andaluz pueblo del Valle de Abdalajís, de la comarca antequerana, tan llena de resonancias orientales, Ana Josefa Pérez Florido, que con el tiempo había de ser Madre Petra de San José.
Fue una de esas religiosas de las que dejan surco en la vida, y con toda la alta admiración que merece la Santa de Ávila, su imagen viene en el recuerdo cuando se piensa en la Madre Petra. Animosa, optimista, devota, confiaba en la Providencia, en la intercesión de San José, y la Providencia no la abandonó como no abandona a los que poseen la fe de sus mayores.
Beata Petra llega a Barcelona.
La vida de la Madre Petra estuvo rodeada de una serie de hechos portentosos para ella y los que la rodeaban, creciendo su fama por doquier.
El 22 de noviembre de 1886 acompañada de otra religiosa emprendió viaje a Barcelona, pues sentía grandes deseos de fundar en la Ciudad Condal, y en la oración le parecía que San José lo deseaba.
Llegaron a la ciudad el día 25. Se instalaron provisionalmente en la calle Ataulfo, hasta que encontraron otra casa más adecuada para realizar su apostolado con las niñas pobres.
Así el 17 de enero de 1887 se trasladaron a la casa-torre llamada «ElPutxet» en San Gervasio, desde donde las religiosas y las niñas pasaron a la calle de San Salvador, de Gracia, debido a la necesidad de encontrar un alquiler más barato que el primero.
Ocurrió entonces el hecho trascendental que dio lugar a la fundación del renombrado Santuario barcelonés. Se hallaba ausente de Barcelona Madre Petra. Se presentó en la casa el propietario de la finca que les manifestó que ponía en venta la torre por el precio de 55.000 pesetas.
Las religiosas, que de limosna vivían, no contaban con más recursos para ellas y sus huérfanas que los que la caridad les proporcionaba, escribieron a Madre Petra contándole lo ocurrido. Ella salió inmediatamente para Barcelona y mandó a todas las casas que empezasen los Siete Domingos a San José, pues bien sabía esta mujer quién lo debía arreglar.
Nada más llegar pasó a la capilla donde se veneraba una imagen de San José, y al salir le preguntaron:
"¿Qué le ha dicho San José? -Que todo está arreglado, contestó ella. No sé cómo, pero me parece que el bendito Santo lo va a arreglar todo".
Así de grande era su fe y confianza. Dispuso hacer diez días de ejercicios espirituales, porque tenía muy claro que primero debía buscar el Reino de Dios y lo demás se le daría por añadidura. Así de grande era su fe y confianza. Dispuso hacer diez días de ejercicios espirituales
San José intercede:
Al sexto día de haber comenzado el retiro, el 24 de febrero, se presentó en la casa una Señorita, Carmen Masferrer, preguntando por la Madre Superiora. Enterada de la necesidad que tenían las madres, iba a ofrecerles una finca de su propiedad: la «Torre de Masferrer«, situada en la Villa de Gracia, calle de las Minas, 44. Era un lugar montañoso, sin arbolado. Se le conocía como «Montaña Pelada». La finca tenía una extensión de 320.000 palmos de terreno y una casa torre. El día de San José, se firmó ante Notario la escritura de do-nación de dicha finca.
«A la Montaña Pelada pronto le saldrá pelo»
Así nació, con esta frase, la increíble tarea de levantar en este nuevo terreno un hogar para niños y niñas desamparados.
Madre Petra encargó el proyecto a un arquitecto de reputado: Francesc Berenguer i Mestres, ayudante de Gaudí en muchas de sus obras. Berenguer no se mostró optimista ante el encargo ya que la Congregación de Madres de Desamparados no tenia recursos económicos para tirar adelante el proyecto.
Las madres se confiaron a la Providencia, y a bien-hechores de Barcelona les expusieron la necesidad de construir un hogar para menores desamparados. El resultado fue que en 2 meses consiguieron 20.000 pesetas de la época, casi todos donativos anónimos entregados en sobre cerrado a nombre de Madre Petra. La Providencia se hizo presente por medio de la generosidad de los catalanes. Ante la respuesta efusiva de los Barceloneses, Madre Petra, incluyó en el proyecto una iglesia para San José.
Al comenzar los cimientos se descubrió una rica cantera que suministró la piedra para el edificio.
Contra las recomendaciones, Madre Petra gastó 25 pesetas en buscar agua. Los vecinos le indicaron que no habría nada pero en su devoción al Patriarca Madre Petra confió y recibió.
La primera piedra. Así nació:
Esta se colocó el 14 de agosto de 1895.
Cuando le presentaron a Madre Petra los planos de la Iglesia, ella la encontró muy pequeña. Mandó ampliarla por dos veces. Todos lo consideraban una locura debida al mucho amor que tenía Madre Petra a su Santo. ¿Quién iba a venir a este lugar tan despoblado? Pero ella, con su confianza puesta solamente en Dios les profetizó: «Aquí vendrá gente de todo el mundo», y así ha sido desde entonces hasta hoy.
Los planos fueron aprobados por el Excmo. Ayuntamiento de Gracia que quiso contribuir a la obra benéfica con la exención del pago de los derechos municipales.
Las 20.000 pesetas recogidas para la obra se acabaron, cuando sólo se había construido en parte un ala del edificio. El constructor Antonio Barba estaba comprometido formalmente a seguir con la obra y Madre Petra tenía una gran fe en Dios y en su «padrecito» San José, como ella le llamaba cariñosamente. No obstante le parecía una imprudencia continuar las obras sin tener ningún dinero con que pagar a su debido tiempo. El sueldo de los trabajadores era sagrado para ella.
El Padre Ignacio Verdós
Ante la situación surgida Madre Petra solicita ayuda directa al Padre Ignacio Verdós, colaborador del apostolado de Madre Petra.
No le fue difícil encontrar alguien que le prestase el dinero. Ya estaban todos los documentos en regla y el mismo día que iban a cobrar la cantidad fijada, la persona se arrepintió. El Padre Verdós regresó al Asilo muy desanimado. En la cara notó Madre Petra que la entrevista no había resultado bien. Antes de que le hablase le preguntó: «Qué, ¿se ha arrepentido? ¿No trae usted nada?» Cuando se enteró que la persona que iba a fiar temía perder el dinero se le iluminó la cara de alegría y con gran fe exclamó:
"¡Bendito sea Dios! ¡Ahora es cuando estoy contenta! Veo que San José no quiere pagar réditos a nadie. Ahora aumenta mi fe".
"Disponga que sigan las obras, y, si es posible, se aumente el número de operarios. Ahora cuento con toda seguridad con la bolsa de San José. Él no se arrepentirá, ni dará ningún desengaño como éste".
Siguieron las obras con tal empuje que en menos de medio año ya se terminaba la primera ala del edificio, que fue habitado el 18 de marzo de 1896.
La Inauguración
Se realizó en la Fiesta del Patrocinio de San José, el 20 de marzo de 1902. Cuando todavía no se habían terminado las obras de construcción del Santuario, allá por el año 1900, la imagen de San José ya había sido trasladada de su primitiva Residencia en Barcelona, en la calle San Salvador, a la nueva edificación.
En enero de 1901 ya estaban terminadas la Iglesia y la capilla del Santo Patriarca, lo mismo que la casa-hogar para las niñas y la residencia para las religiosas que atendían la Obra
Así nació el nombre de San José de la Montaña.
En el tiempo que duró la obra de la Iglesia y capilla, San José estaba colocado en un altar provisional, pero digno, donde podía ser visitado por los fieles que lo deseaban. Debido a los favores que con tanta prodigalidad concedía el Santo, creció mucho su devoción y al poco tiempo de ser llevada su imagen al Santuario para su veneración, eran muchísimos los fieles que subían a la «Montaña Pelada«, para ver como ellos mismos decían a «San José el de la Montaña«, y desde entonces era llamado por todo el mundo San José de la Montaña, sobrenombre que la Iglesia, no sólo admitió, sino que bendijo e indulgenció.
[…] impulsora de la construcción de Real Santuario San José de la Montaña las Madres de Desamparados y San José de la Montaña se han unido al Open House Barcelona 2016 en […]
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hola soy una antigua chica que vivio con vosotros y me gustaria saber como estais todas
Hola Ester,
Nos alegra recibir tu mensaje y tu interés. ¿En que hogar estuviste? ¿Con que Madres coincidiste? Los hogares de San José siguen ayudando a niños y niñas y la comunidad sigue trabajando por su felicidad y futuro como enseñó Beata Petra.
Atentamente Madres de Desamparados y San José de la Montaña.
Hola madres. Soy de la parroquia de san juan de velez malaga me envia el padre Paco para pediros fotos de la conferencia que madre Rosario dió en el Hospital de San Juan de dios que según el las tiene madre Paloma. Gracias y un abrazo.